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La democracia interna en un sentido amplio


El Perú, para Daniel Zovatto clasifica dentro del grupo de países con un mediano nivel de intervención estatal en la actividad de los partidos políticos, distinguiéndolos de otros en donde la intervención era muy fuerte o en su defecto inexistente. En nuestro sistema de partidos políticos, coexiste lo público, de la ley que establece una serie de reglas de observancia obligatoria; con lo privado, a la luz de un estatuto partidario que en la práctica es similar al de cualquier asociación civil donde prima la autorregulación privada[1].

Conforme al artículo 35º de nuestra Constitución Política, el ejercicio del sufragio pasivo se canaliza través de organizaciones políticas, las cuales son de tres tipos: Los partidos y movimientos políticos y las denominadas organizaciones políticas locales provinciales o distritales. Cabe añadir, que el referido dispositivo constitucional establece una reserva legal cuando precisa que por ley se regulará la actividad de las organizaciones políticas. De esta manera se origina la Ley N°. 28094, Ley de Partidos Políticos, recientemente modificada por la Ley N°. 30414, Ley de Organizaciones Políticas.

En cualquier organización política encontramos un mecanismo para que vía afiliación o invitación, cualquier ciudadano pueda ejercer su derecho de sufragio pasivo constitucionalmente reconocido, es decir, su derecho de ser elegido autoridad. En ese sentido, queda claro que estas organizaciones políticas en general concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular.

Entonces, conforme a lo antes señalado surge una pregunta, ¿Son los partidos y demás organizaciones políticas verdaderamente democráticos en su accionar interno cotidiano?; dicha pregunta, hoy en día, tiene una respuesta ambigua puesto que la organizaciones políticas en el Perú, en general, atraviesan por un lento proceso de democratización que partió con la promulgación de la misma Ley de Partidos Políticos y que a la fecha continua.

¿Qué entendemos por democracia interna?

Giovanni Sartori durante los años 70´ formuló su famosa “Escalera de la Generalidades”, la cual según David Collier y Steven Levitsky[2], nos permite flexibilizar la definición de democracia, desde un sentido estricto, meramente procedimental, vale decir, el simple hecho de elegir y ser elegido, hasta un sentido amplio, en el cual concurren una serie de definiciones cada vez más complejas y llenas de una innumerable cantidad de elementos constitutivos. Bajo esta lógica, tendremos que el sentido estricto de la democracia es general a todo régimen que se autodenomine democrático aunque en la práctica no lo sea. No olvidemos, que en Cuba se realizan elecciones las cuales son siempre ganadas por el Partido Comunista Cubano.

Por su parte, el tratadista argentino Guillermo O´Donnell[3], nos define la Democracia como una dualidad entre el conjunto de condiciones para elegir y ser electo; y, además como la manera de organizar a la sociedad con el objeto de asegurar y expandir los derechos de los individuos.

El especialista mexicano en temas electorales, Juan de Jesús Orozco Henriquez, traslada en esencia lo señalado por Guillermo O´Donnell sobre la dualidad que nos plantea la democracia, al caso particular de la democracia interna de los partidos políticos. En ese sentido, Orozco nos plantea dos manifestaciones básicas a considerar, una de carácter formal, que trata sobre la manera en que se distribuye el poder dentro del partido y también el grado de participación de sus afiliados en la gestión; y otra de carácter sustancial, la cual implica un respeto a un conjunto de derechos fundamentales de los afiliados acontribuir en la formación de la voluntad partidaria[4].

En ese mismo orden de ideas, Fernando Sánchez y José Thompson[5] también recogen la tesis del sentido amplio cuando precisan que la democratización de los partidos políticos no solo constituye un conjunto de disposiciones y medidas tendientes a garantizar la elección de dirigentes partidarios y de candidatos a cargos de elección popular, sino que también constituye el diseño y la determinación de una plataforma programática e ideológica del partido, la misma que será el producto de la voluntad libremente expresada de la mayoría de sus afiliados.

Cabe agregar, que para Sánchez, en particular, todo proceso de democratización en los partidos políticos normalmente se da en torno a cinco fenómenos distintos, pero interdependientes entre sí. Se refiere pues a : 1) La relación entre dirigentes y los afiliados; 2) Los niveles de actividad que se dan entre los organos partidarios; 3) La representatividad que dichos órganos partidarios tienen para con los afiliados; 4) La protección de los derechos de los afiliados y de la legalidad partidaria; y finalmente, 5) La existencia de espacios para la diversidad de sectores representativos del partido[6].

A la luz de lo antes expuesto, opino que en un partido u organización política debe primar un sentido amplio de la democracia, el cual sobrepase el simple hecho de elegir autoridades partidarias o candidatos a cargos de elección popular e involucre, por otra parte, una serie de procesos de formacion política de los afiliados, fijacion de sus derechos y deberes, actividad de los órganos partidarios, fiscalización del financiamiento de la actividad política misma, entre otros. Como consecuencia de lo antes dicho, encontramos una relación de proporcionalidad en todo este proceso, la misma que se traduce en el hecho que a mayor democracia interna en su sentido amplio en los partidos y organizaciones políticas, mayor institucionalidad de nuestro sistema de partidos políticos.

[1] OROZCO HENRÍQUEZ, J. “La democracia interna de los partidos políticos en Iberoamerica y su Garantía Jurisdiccional”. VIII congreso Iberoamericano de Derecho constitucional, Sevilla, 2003. Pág. 8  En: Zovatto, Daniel (coordinador). Regulación jurídica de los partidos políticos en América Latina. Universidad Autónoma de México (UNAM), instituto de investigaciones jurídicas -  Internacional idea. Primera Edición, México. 2006. 
[2] SÁNCHEZ, F. “Partidos Políticos en América Latina: Transformaciones y Líneas para su Fortalecimiento”, en 50 cuadernos de CAPEL (Centro de asesoría y promoción electoral). Fortalecimiento de los partidos políticos en América Latina: Institucionalización, Democratización y Transparencia. IIDH (Instituto Interamericano de Derechos Humanos). Costa Rica, 2006. Pág. 36
[3] KONRAD ADENAUER STIFTUNG – CIEDLA. “Partidos Políticos en la Democracia. Buenos Aires, Argentina, 1995. Pág. 12- 13.
[4] OROZCO HENRÍQUEZ, J. “La democracia interna de los partidos políticos en Iberoamerica y su Garantía Jurisdiccional”. VIII congreso Iberoamericano de Derecho constitucional, Sevilla, 2003. Pág. 8  En: Zovatto, Daniel (coordinador). Regulación jurídica de los partidos políticos en América Latina. Universidad Autónoma de México (UNAM), instituto de investigaciones jurídicas -  Internacional idea. Primera Edición, México. 2006. 
[5] SÁNCHEZ, F. “Partidos Políticos en América Latina: Transformaciones y Líneas para su Fortalecimiento”, en 50 cuadernos de CAPEL (Centro de asesoría y promoción electoral). Fortalecimiento de los partidos políticos en América Latina: Institucionalización, Democratización y Transparencia. IIDH (Instituto Interamericano de Derechos Humanos). Costa Rica, 2006. Pág. 36
[6] KONRAD ADENAUER STIFTUNG – CIEDLA. “Partidos Políticos en la Democracia. Buenos Aires, Argentina, 1995. Pág. 12- 13.


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