El acceso universal a la
energía se enmarca en los compromisos recientemente contraídos por el Perú al
refrendar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Concretamente el Objetivo 7:”
Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para
todos”. El Perú se encuentra en una situación en desventaja, dentro del entorno
latinoamericano, impropia de su desarrollo económico y de sus aspiraciones como
país. Por ejemplo, es el país del continente, tras Haití, con mayor población
sin acceso a la electricidad. La meta que como país se debe proponer Perú es conseguir el acceso universal, al menos a
nivel básico, en el 2021, para el bicentenario. Esto es posible y deseable
si se asume un cambio de ritmo y de estrategia, utilizando prioritariamente
tecnologías renovables. Se deben concentrar la mayoría de los esfuerzos en
energizar las zonas rurales con nuevos modelos de provisión de servicios
energéticos que garanticen la sostenibilidad y la asequibilidad a la población
de menores ingresos.
Para conseguir el objetivo
de acceso energético universal se proponen las siguientes medidas:
-
Los datos claros. Generar una
base de datos fiable y abierta centrada en la identificación geo referenciada
de la demanda no servida a nivel de vivienda, y con reglas claras de
cuantificación. Con esto evitamos que los datos globales enmascaren la
situación y se facilita información fidedigna a todos los actores sociales, y
para la medición del progreso. Planificar
de forma integrada. Con los datos de demanda no servida el MEM, como ente
rector de la política energética, debe analizar las diferentes modalidades y
tecnologías para servir esa demanda en base al costo a lo largo del proyecto de
la unidad de energía. Con este y otros criterios se debe decidir con que
modalidad y tecnología se debe satisfacer la demanda no servida. Esta
información en todas sus fases debe ser accesible en soporte informático para
cualquier ciudadano o entidad interesada.
-
Gobernanza energética. Actitud más
abierta e implicada en las soluciones y el diálogo de las Administraciones
Públicas con el sector privado (empresas y ONGs).Mientras que en la LGER está
clara la contribución del sector privado correspondiendo al sector público una
posición subsidiaria, la realidad ha ido llevando a que el sector público
monopolice algunas actividades que no tendría por qué. Es necesario que el
sector público se implique en la búsqueda de escenarios de colaboración con el
sector privado más allá de los meros planteamientos de inversión. Figuras como
las alianzas público privadas (APP) y las obras por impuestos, basadas en un
diálogo franco y en la transparencia y consecución de resultados, compartiendo
riesgos, y los Bonos de Impacto Social
(BIS) pueden ser herramientas adecuadas para la colaboración del sector
privado.
-
Transversalidad de la Energía. En esta etapa de energización rural, los aspectos sociales tienen más
peso que los propiamente técnicos. La implicación de la energía en los temas de
educación, salud, agua, producción, vivienda, etc. no sólo son consecuencia,
sino que se debe buscar la implantación de planes transversales para conseguir
mayor impacto en la lucha contra la pobreza. También creemos que separar la
ejecución de los planes en una agencia autónoma de energización rural conectada
con otras administraciones sectoriales y focalizada en los resultados puede
ayudar a cumplir más eficiente y eficazmente el objetivo de acceso universal. Así en el MEM residiría la función de
planificación y definición de la política de energización rural, en la Agencia
de Energización Rural la coordinación y ejecución del Plan de Energización
Rural y en Osinergmin las funciones de regulación y fiscalización.
Para conseguir el objetivo
de acceso universal a nivel básico en el 2021, hay que focalizarse en energizar
las comunidades rurales aisladas. Para ello se propone la creación de una Agencia de Energización Rural (AER)
donde se concentren todas las funciones y los programas de energización ahora
dispersos y que se le dote de recursos y autonomía con el mandato de conseguir
sus objetivos. Y como forma de conseguirlo se propone la promoción y apoyo al
desarrollo de proveedores energéticos rurales, que pegados al terreno y con un
modelo de negocio adaptado a las características de las comunidades rurales
aisladas, sean capaces de proveer de forma sostenible y asequible los servicios
energéticos a estas comunidades, y ser un polo de desarrollo rural.
El costo de la implantación
de este objetivo es del orden de 1.200
millones de USD, o sea 240 millones anuales, monto inferior al presupuesto
de ingresos de FISE y al presupuesto de la DGER.
Acceso universal y renovables
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