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A un lustro del Bicentenario


La coyuntura democrática nos ha brindado al presidente y al heraldo; una mezcla de jefe y predicador aupado a las sillas del gobierno en medio de una polarización no consentida que expone ante la opinología infinitesimal el anhelo de libertad y de progreso por un lado y el descontento y el desorden por otro. En unos días, el 28 de julio del año 2016, juramentará el presidente que nos hará llegar al bicentenario.

PPK nuestro presidente, tiene la doble responsabilidad de ser ese jefe y ese predicador, que nuestra sociedad tan heterogénea en expectativas e intereses demanda. No la tendrá fácil en medio de ese torbellino de poderes expuestos a las más complejas y ruines pasiones políticas y sobre todo a ese parlamento tan sediento de venganza que confunde el rojo y blanco de nuestra seña patria, con el rojo y naranja de la especulación partidaria.

Un jefe en estas circunstancias, debe reconocer al equipo, debe configurar en torno a él sus mayores potencialidades y debe saber que en el gabinete, se requiere la indudable proporción que priorice lo político y traslade lo técnico a la segunda línea de mando. Es vital que el jefe, delimite con claridad la ruta del quinquenio, que mire, tienda la mano , dialogue y trabaje con las regiones; que las haga cómplices de esa travesía épica hacia el bicentenario.

Un predicador en esta ágora multiforme, requiere impregnarle a su discurso, la confianza, la seguridad y la esperanza de que es posible, llegar a la antesala de nuestros doscientos años de vida republicana con la base firma para nuestro despegue continental. Requiere nuestro presidente, ser un poco adivino, un poco gurú, advertir los riesgos de escisión política y el desamparo al que nos condena la desunión. Debe en sencillo, no solo tender los puentes para el diálogo y la tarjeta de invitación a los compromisos; debe también, construirlos y escribirlos de tal forma, que fluyan por ellos, los diversos rostros y figuras de nuestra frágil democracia.

Nosotros, el pueblo expectante, debemos dejar la modorra del quejido y la demanda, para ser históricos constructores de esa vía al bicentenario, asistir a la gesta heroica de nuestra transición y convertirnos en herederos orgullosos de ese legado libertario que nos ofrendarán hace doscientos años, y poner en valor la palabra libertad y asumir con ello, nuestro destino. Libertad solo es posible cuando la acompaña la responsabilidad; somos una república y también somos una democracia, no importa que tan endeble podamos mostrarnos en este momento; pero es el modelo que hemos escogido y queda en ello la tarea de forjarlo y mejorarlo.

A esta cita del bicentenario, los jóvenes y quienes nos encontramos en la tarea de renovar las voces, las acciones, las luchas y el trabajo somos los convocados de primera línea; no rehuyamos a esa invocación del destino y dejemos que fluya en nuestro proceder lo mejor del espíritu, democrático y republicano; seamos no por alegorías; sino, por convicción, esa generación del bicentenario que ayude y acompañe a ese jefe y a ese predicador, que sin tener una camisa política clara; será nuestro artífice para el 2021.

Hagamos lo que a cada quien corresponda y tracemos sin más demora, nuestro camino al bicentenario. 


A un lustro del Bicentenario A un lustro del Bicentenario Reviewed by ContraPoder on 8:42:00 Rating: 5

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