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Foto: Diario El Comercio - Perú |
La nación, al entregar a ambos más del 60% de los votos estaba
pidiendo a gritos el cambio, era un rotundo no a la corrupción, al desorden y
al oportunismo. Era una oportunidad única para poner orden e implantar de una
vez por todas el Imperio de la Ley, en un país que de verdad nunca lo tuvo. No
obstante, desoyendo sus conciencias y lejos de conversar y ponerse de acuerdo
para gobernar decidieron ir a una costosa y feroz segunda vuelta. Prefirieron
escuchar a sus avezados gurús y mercenarios que en macabra coreografía dirigida
y alentada por muchos medios de comunicación masiva, y grandes intereses
económicos, e ir a la yugular del contrincante, a exterminarse mutuamente como
si fueran enemigos mortales. Como si el interés nacional no importara
absolutamente nada menos sus coincidencias programáticas.
Ahora que el descrédito campea, cuando la desunión y la
belicosidad ha llegado a extremos nunca antes vistos, se habla de “tender
puentes”; idea que ambos desecharon cuando los busqué y les hice llegar
razonamientos sensatos en beneficio del país y de ellos mismos, y que en una
forma u otra garantizaba diez años de estabilidad que desesperadamente
necesitamos para educarnos, para desechar la corrupción, la inseguridad y la
pobreza endémica. Ahora, luego de una sangrienta pelea de perros donde todo
valió y ganó quien más sucio combatió, se está llegando a arreglos que son más
de lo mismo: “Yo te apoyé y ahora demando uno o dos ministerios, o que el Poder
Judicial sea benigno conmigo” Es decir, a la vieja forma de hacer política.
Cuando era la oportunidad para no ver más a sinvergüenzas que sonrientes
afloran ahora saludando al ganador, mientras la prensa le da cobertura a
gentuza que ni siquiera obtuvieron el 1% de votación. Ojalá esté equivocado, nada
me gustaría más que estarlo.
Y volvimos a perder el tren de la historia
Reviewed by ContraPoder
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17:19:00
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