El parlamentarismo Fujimorista

Qué duda cabe en afirmar que nuestro sistema político responde a uno semi presidencialista – según la denominación de Maurice Duverger – es decir, la dinámica y marcha del estado depende de la asociación institucional entre ambos poderes, o mixto o compuesto, si se quiere usar sub clasificación nacional (García Toma. Regímenes Políticos 2011)

De lo anterior se desprende que la viabilidad del gobierno por parte del ejecutivo, colocándonos en dos escenarios, primero depende de la mayoría que pueda tener éste en el parlamento, en el segundo caso, contrario por cierto, de la capacidad y audacia para lograr generar consensos con un parlamento agriamente opositor.

Ahora bien, luego de las elecciones del año 1995 y el año 2000 en las que el fujimorismo – denominado “Cambio 90 – Nueva Mayoría”, en el primero; y “Perú 2000”, en el segundo caso - obtuvo 67 y 52 escaños respectivamente, vuelve a posicionarse en la composición parlamentaria con terroríficos 73 escaños como resultado de estas últimas elecciones del año 2016.

De ahí, que consideramos que es este segundo escenario, con un parlamento opositor, será el que se figurará después del 28 de julio, aunque a decir verdades, este escenario ya comienza a evidenciarse con las declaraciones del vocero principal de la bancada con mayoría autodeclarada opositora, Pedro Spadaro, dejando entrever que ya son dueños del Congreso o señalando que la bancada oficialista no formará parte de la mesa directiva del Congreso, mientras que por otro lado, desesperadamente el Presidente electo convoca a una marcha “pacífica” hacia el Congreso para conseguir que éste prorrogue una ley de funcionamiento de una metalúrgica en la Oroya que vence el próximo 28 de agosto.

Definitivamente estos son algunos síntomas que preludian el control que tendrá el leviatán fujimorista durante las siguientes legislaturas y que pretende ser absoluto, mientras que para el Ejecutivo significará grandes y permanentes retos consensuales para sacar adelante las medidas que permitan la marcha del Estado, en tanto Jefe de Gobierno.

Este parlamentarismo fujimorista que amenaza con instaurarse prontamente no es en estricto un cambio en el paradigma metodológico de los sistemas políticos, sino que su connotación tiene que ver más con la concentración y manejo de poder por parte de esta bancada y de lo que esto significará en los próximos años para el Ejecutivo.

El ejecutivo de PPK se ve obligado a celebrar nupcias con el leviatán fujimorista, aceptará la futura composición interna del parlamento, procurará buscar alguna injerencia en la elección tanto del Defensor del Pueblo como de uno de los miembros del Tribunal Constitucional, cada propuesta legislativa será un triunfo pírrico para los 18 de PPK. Este periodo presidencial, tal parece, será más parlamentario, porque si la democracia es de mayorías entonces el fujimorismo será el protagonista.