Antes de que Ollanta Humala Tasso
abandonara Palacio de Gobierno, y en medio del circo protagonizado por los
flamantes Padres de la Patria el día de su juramentación al cargo, el ex
Presidente y preso por delitos de lesa humanidad, Alberto Fujimori Fujimori,
volvió a solicitar el indulto presidencial, por razones humanitarias. Ya en el
año 2013, el entonces Presidente Humala se lo había negado. Más bien, Ollanta
sorprendió a propios y extraños otorgándoselo a Silvana Buscaglia, tristemente
recordada por haber sido una de las primeras ciudadanas en ser condenada bajo
el proceso inmediato por delito de flagrancia a seis años y ocho meses de pena
privativa de la libertad por violencia y resistencia a la autoridad. Ello le
ayudó para almenos retirarse con la cabeza en alto por haber hecho algo digno
de aplaudir.
Fueron días de mucha especulación. Se tejía la versión de
que Humala finalmente cedería, pues de otorgar el indulto ya no tenía nada que
perder dado que, ante sus aliados y la opinión pública, se había quedado solo,
y más bien existían altas probabilidades de librarse de una persecución
política de un Congreso controlado por el fujimorismo, sumado al hecho de que
le quitaba un enorme peso al nuevo gobierno. Sin embargo, tal decisión habría
abortado frente a una inminente renuncia del entonces Premier Cateriano quien
no habría estado de acuerdo con ello. Y sin Consejo de Ministros a menos de dos
días de dejar el cargo, era casi imposible proceder.
Hoy, ya nos encontramos con un nuevo gobierno.
PPK ya ha adelantado que no otorgará el indulto, pero que sí estaría dispuesto
a firmar una ley –general- para presos de avanzada edad con el propósito de que
cumplan la pena bajo una suerte de arresto domiciliario. Es decir, el mensaje
ya está dado al Parlamento controlado por el fujimorismo. ¿Hasta qué punto la
situación legal de encarcelamiento del ex Presidente Alberto Fujimori puede ser
un factor condicionante para el gobierno de PPK, sumado a un Parlamento de mayoría
fujimorista?
Por lo pronto, la bancada fujimorista ha
afirmado que el tema del indulto a Fujimori es uno que concierne exclusivamente
a su familia. ¿Debemos entender entonces que los Congresistas de Fuerza Popular
no meterán sus narices en el mismo y que no habría razones para creer que lo
utilizarán como instrumento de chantaje? Lo cierto es que a estas alturas, del
fujimorismo se puede esperar cualquier cosa. Empezaron con el pie izquierdo al
hacer el papelón y la rabieta de no aplaudir –almenos por gesto de cortesía- el
discurso presidencial de asunción de mando y por 28, de PPK. Su mezquindad y su
ánimo confrontacional, les puede pasar la factura ante el pueblo.
Por otro lado, detengámonos a analizar el
contexto. Fuerza Popular tiene un electorado cautivo que descansa en el
recuerdo del ex Presidente Alberto Fujimori y sus programas sociales de los ´90,
vendido ante la opinión pública como injustamente condenado, y más bien hecho
héroe. El fujimorismo ha sabido capitalizar esto y ha venido creciendo en los
sectores menos favorecidos –al punto que controla el Parlamento-, donde el
populismo cobra eco y prende. ¿En qué medida un Ingeniero Alberto Fujimori,
libre por indulto o purgando condena desde su casa, puede debilitar al
fujimorismo?
Fuerza Popular seguirá utilizando este
tema para fortalecerse. Y al otro lado de la orilla, el Frente Amplio también
necesita de un Ingeniero Fujimori preso, sobre el cual despotricar y, en el
cual, precisamente sustenta la razón de ser de su existencia. Con ambas agrupaciones
políticas antagónicas y presentes en el Congreso, es que Peruanos por el Kambio
debe lidiar –y consensuar- para accionar políticamente e implementar sus
reformas y medidas que urgentemente demanda la ciudadanía, con el propósito de
reactivar la economía y combatir la delincuencia. Que prime la sabiduría, la
tolerancia y el entendimiento en nuestros actores políticos.
El factor Alberto
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21:46:00
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