Se necesita un cambio profundo en el Ministerio del Interior y en nuestra Policía Nacional del Perú

Ante la inoperancia y corrupción en el Ministerio del Interior y la Policía Nacional del Perú (PNP), estamos saliendo de cinco años de haber tenido siete ministros del Interior, entre abogados, militares, sociólogos, etc., cada uno de ellos sin tener el perfil político, de conocimiento del sector Interior y menos de la Policía Nacional del Perú.

Muy aparte de no tener conocimiento del sector, ninguno de ellos siguió la política del Acuerdo Nacional del 2002 - 2021, donde se debería garantizar la seguridad ciudadana; promover los valores éticos y cívicos de los integrantes de la PNP, así como su adecuada capacitación y retribución; promover un sistema nacional de seguridad ciudadana en la totalidad de provincias y distritos del país, presidido por los alcaldes y conformado por representantes de los sectores públicos y de la ciudadanía.

Hoy tenemos un Ministro del Interior inoperante ante el desorden de la Institución Policial, y el desborde de la delincuencia, ya que se tiene una policía adormitada por la inoperatividad de muchos de sus miembros y la falta de liderazgo de los Oficiales Generales, que solamente dan golpes mediáticos a la delincuencia común y organizada.

Hoy tenemos a un gran sector de la población que tiene la esperanza que este nuevo gobierno le dé solución a este problema de la inseguridad, una ciudadanía que clama seguridad a raudales, ya que ha sido timada o engañada por las diferentes autoridades que han pasado por el portafolio, pero en este caso específico, se ve que hay voluntad en este próximo gobierno de hacer las cosas, pero en esa voluntad y en ese esfuerzo se pierde si no se ordena y delega responsabilidades tanto en el ministerio del Interior y en la Policía Nacional del Perú, no nos olvidemos que tanto el Ministerio y la PNP en estos últimos años ha sido protagonistas de corrupción tanto en las licitaciones como en la ética de sus funcionarios.

Es menester que el nuevo ministro del interior se rodeé de personas profesionales y calificadas en todas las áreas (tanto operativa como administrativamente, que vean las licitaciones en forma trasparentes, etc.). Pero en este esfuerzo por ordenar a la PNP el ministro del interior debería ir trabajando temas de importancia institucional, con personal calificado dentro de la PNP y civiles que comiencen a hacer una verdadera reingeniería policial, debería comenzar a revisar los legajos de los Oficiales y Suboficiales, su vida personal y una revisión con relación a lavado de activos, donde el oficial refleje su honorabilidad y pueda seguir vistiendo el glorioso uniforme de la PNP, en caso contrario deben ser separados estos oficiales y suboficiales que no encajan en la organización, tanto aquellos que han escalado a consecuencia de estar cerca al Poder Político y a cúpulas de generales que buscaron normas especiales para poder ascender sin importarles que sacaban ventaja a oficiales o suboficiales que se presentaban a los exámenes de ascenso con sus propios méritos, personal que siempre permaneció en el ámbito operativo y personas que siempre lucharon por tener una PNP honesta y con fines de servicio social pero fueron desplazados por oficiales y suboficiales deshonestos e incapaces.

Es vital despolitizar a la PNP, que el Director General asuma su liderazgo y responsabilidad al mando de la institución, y si es que realmente el ministro del interior quiera un cambio en la PNP, es la de tercerizar todo aquello donde se maneje dinero, como el abastecimiento de la gasolina, alimentación, hospital, el Fondo Funerario, Fondo de Vivienda, etc., eso sería algo importante en términos de transparencia en la función policial, ya que permitirá tener un personal policial dedicado exclusivamente al servicio policial y no al manejar dinero.

Si realmente queremos un cambio en la PNP dependerá de la voluntad del Presidente de la República el acatamiento de las disposiciones que dé, el Perú no puede seguir viviendo con esta inseguridad ciudadana que nos golpea todos los días y no es una percepción es una triste realidad.